MUSE: La crónica de un concierto.
Una de las bandas de rock más
importantes de los últimos tiempos llega a tierras mexicanas.
Finalmente, llegó el día, el gran día
en el que todos los fanáticos jaliscienses de MUSE disfrutarán de una velada
con sus músicos favoritos.
Esta crónica inicia conmigo,
dispuesto a partir a lo que yo sabía que sería una jornada bastante pesada.
Partí de mi universidad, el ITESO; rumbo a casa del amigo con el que me iría,
por cuestiones prácticas, claro está. Nos vimos en casa de este amigo, y
partimos, dispuestos a aguantarlo todo. Nos detuvimos en un Oxxo para
abastecernos de provisiones, pero lo único que hicimos, realmente, fue comprar
un par de cervezas y frituras para llevar a cabo el clásico brindis, este
evento vendrá a atormentarnos más tarde, como sería lógico.
Llegamos a la llamada Arena VFG,
lugar donde sería el evento, y nos dispusimos a hacer fila para eventualmente,
poder entrar al lugar.
Ya estando dentro de este lugar, nos
encaminamos a la interminable fila que le precedía a la entrada al
establecimiento. Nosotros nos sorprendimos un poco, ya que llegamos
relativamente temprano (1 pm), y teníamos contemplado que no habría mucha gente,
pero de igual forma, al percatarnos de nuestro error, nos dispusimos a hacer
fila, una de las cosas más horribles a las que se puede someter al hombre.
Es en esta parte de la historia
cuando la fracasada parada técnica en el Oxxo vino a atormentarnos. Vimos que
la mayoría de la gente se había abastecido de víveres esenciales, como agua,
comida duradera, etc. Fue entonces cuando llamamos a un amigo que llegaría
tiempo después, para que nos trajera alimentos y bebida. Pasaron las horas en
el sol, y finalmente, llegó nuestro mesías salvador, nos alimentó, bebimos
agua, y revivimos.
Luego de frustraciones, insultos de
mi hacía el pópulo, quejas acerca de la falta de cultura del mexicano
referentes a que este no sabe ni siquiera hacer fila de manera ordenada (y
otros sucesos con poca relevancia), nos dejaron entrar al lugar.
Entramos aproximadamente a las 6 pm,
y al estar en la zona que estaba al pie del escenario, pues naturalmente nos
correspondía estar parados otro par de horas más. Esto probó ser un reto, ya
que la gente estaba amontonada y empujando, esto para estar aproximadamente 2
cm más cerca de la banda, cosa que a ellos les parecía sumamente importante, y
los hacía olvidar que el espacio personal nunca está de más, y que no son
primates encerrados en una jaula.
Entre gente sudorosa, fanáticas de 14
años con afición hacía las películas de Crepúsculo y una señora cuarentona (y
bastante molesta) que parecía un poco perdida, nos encontrábamos nosotros,
amontonados, empapados en sudor, y con ganas de bañarnos con una pipa del
municipio de Tlajomulco. Persistimos por esas 2 horas, y la banda que le abriría
a MUSE; The Ruse, tomó el escenario.
Esta era una banda nada original, con
un par de músicos competentes, pero trajo consigo un bienvenido ánimo que hizo
que la gente se olvidara de la sudorosa situación en la que se encontraba.
Después de su set de 35 minutos y un
par de comentarios lambiscones por parte de The Ruse, se volvieron a prender
las luces, y la gente comenzó a empujar y a amontonarse más que nunca, porque
sabían que se acercaba el momento que todos esperaban.
A esto le siguieron aproximadamente
30 minutos de distribuir codazos, luchar por un poco de aire, entre otras
cosas. Se apagaron las luces, y la gente comenzó a gritar de manera
descabellada (yo me incluyo entre esas personas que gritaron de manera
descomunal), y bajó la característica pirámide de luces que MUSE ha usado como
espectáculo visual en esta reciente gira de su álbum The 2nd Law.
Se escuchó una canción introductoria
llamada Isolated System, acompañada con impresionantes visuales, y luego de
esto, la música se detuvo, y se volvieron a apagar las luces; aquí es donde
realmente, todo comenzó.
Se escuchó el riff inicial de una de
las nuevas canciones de la banda, la llamada Supremacy, y todos perdieron la
cordura. La pirámide se levantó, revelando a la banda, y la gente procedió a
brincar, gritar, y corear las canciones. A esto le procedió un espectacular
setlist repleto de hits previos de la banda, canciones como Hysteria, Knights
Of Cydonia, Supermassive Black Hole, Plug In Baby, etc, hicieron que todos
brincaran y cantaran a la par del virtuoso vocalista-guitarrista Matthew
Bellamy, el hombre de la noche. Esto no lo digo por desmeritar a los otros 2
integrantes de la banda, los cuales tuvieron una actuación estelar y precisa
(el bajista Chris Wolstenholme y el baterista Dominic Howard), lo digo porque
Matthew contagiaba a la gente con su energía y vitalidad (y con su mediocre
español).
En un momento de la noche, llegó una
de mis canciones favoritas, Unnatural Selection; y pues para resumir esto,
perdí la cabeza. Canté y grite hasta
perder la voz y generarme un molesto dolor de cabeza, pero lo disfruté como
niño en navidad. Llegamos a la emotiva
Starlight, que nos dijo, en cierta forma, que el fin se acercaba. Coreé la
canción junto a mis amigos (3 de los cuáles son de las personas que más
estimo), y nos dejamos llevar por la música. El concierto cerró con Survival,
una canción que muchos aman, y otros odian (es la canción de las olimpiadas del
año pasado) y luego de casi 2 minutos de aplausos y gritos, la banda se
despidió calurosamente, y con gratitud, de la gente de Guadalajara.
De esta forma dio fin esta pesada
jornada para ver a mi banda favorita, con una ola de aplausos, y con comentarios
que hacían alusión a lo grandes que son los integrantes de la banda. No me
cansé de elogiar las actuaciones de estos hombres luego de que el concierto
terminó (mis amigos tampoco), y hablé y hablé de mi momento favorito.
Esta noche se nos demostró sin duda
alguna, que el rock está sano y salvo, y que hay bandas como MUSE que están
dispuestas a seguir con esta tradición de hacer música y de innovar en el
proceso, mediante una actuación sublime, llena de vitalidad.
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